La vitamina B12 está presente en los alimentos de origen animal, incluidos los productos lácteos y los huevos. Por lo tanto, los vegetarianos son más susceptibles a una deficiencia dietética de este importante nutriente. Del mismo modo, se informa que las concentraciones séricas de vitamina B12 son significativamente más bajas en los grupos de población de edad avanzada en comparación con los grupos más jóvenes. Se estima que entre el 10 % y el 30 % de las personas mayores de 50 años tienen una baja secreción de ácido estomacal, lo que resulta en una disminución de la biodisponibilidad de la vitamina B12 de los alimentos.

La metilcobalamina es la forma de vitamina B12 activa en el sistema nervioso central. Es esencial para el crecimiento y la replicación celular. En algunas personas, es posible que el hígado no convierta la cianocobalamina, la forma suplementaria común de vitamina B12, en cantidades adecuadas de metilcobalamina necesarias para el correcto funcionamiento neuronal. La metilcobalamina puede ejercer sus efectos neuroprotectores a través de una metilación mejorada, la aceleración del crecimiento de las células nerviosas o su capacidad para mantener niveles de homocisteína ya saludables.